Cuentos para pensar.





 La Fábula del Lápiz


El niñito miraba a la abuela escribir una carta. 
En un momento dado, le preguntó:
  
Abuela,¿estás escribiendo una historia que nos sucedió a nosotros?
¿Es por casualidad, una historia sobre mí? 
La abuela dejó de escribir, sonrió y le comentó al nieto:   
Ahora bien, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando.

Me gustaría que tú fueras como él, cuando crezcas.  
- Estoy escribiendo sobre ti, es verdad.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada especial.   
- Pero, si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!   
- Todo depende de cómo mires las cosas.
  
- Hay cinco cualidades en él que, si consigues conservarlas, te harán siempre una persona en paz con el mundo.
  
Primera cualidad:  
Puedes hacer grandes cosas, pero no debes olvidar nunca que existe una Mano que guía tus pasos.  
A esa Mano la llamamos Dios y Él debe conducirte siempre en la dirección de Su voluntad. 

Segunda cualidad:  
De vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. 
Con eso el lápiz sufre un poco, pero al final está más afilado. 
Por tanto, has de saber soportar algunos dolores, porque te harán ser una persona mejor. 

Tercera cualidad:  
El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar los errores.  
Debes entender que corregir una cosa que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de lajusticia.
  
Cuarta cualidad:  
Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que lleva dentro. 
Por tanto, cuida siempre lo que ocurre dentro de ti.
  
Por último, la quinta cualidad del lápiz:  
Siempre deja una marca.  

Del mismo modo, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará huellas y procura ser consciente de todas tus acciones.

Paulo Coelho


 
EL ELEFANTE ENCADENADO .......Jorge Bucay

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enrome bestia hacia despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas clavada a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad,  arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces?  ¿Por qué no huye? Cuando tenía 5 o 6 años yo todavía en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: -Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna  respuesta coherente. Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía... Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia  que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a  cuestionar seriamente ese registro. Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez.

¿Qué es el amor ?
Uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó:
Maestra… ¿qué es el amor?
La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:
Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.
              El primer alumno respondió:
Yo traje esta flor… ¿no es bonita?
              A continuación, otro alumno dijo:
              - Yo traje este pichón que encontré en un nido… ¿no es gracioso?
Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.
Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.
La maestra se dirigió a ella:
Muy bien, ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?
La criatura, tímidamente, respondió:
- Lo siento. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí…
Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros lo que he traído?
La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón.
El amor es algo que se siente.
Hay que tener sensibilidad para vivirlo.